4. Ideales de las Órdenes Militares
Varios elementos distinguían a los miembros de las órdenes militares: la vocación monástica, el ideal caballeresco, la imagen mítica de Tierra Santa como centro del mundo y lugar de peregrinación, la defensa de la cruzada y el espíritu piadoso-asistencial. La presencia conjunta de elementos de violencia, con el amor y la tolerancia, era característico de ideales de perfección cristiana.
Las órdenes perdieron su razón de ser con la caída de San Juan de Acre, último reducto cruzado, en 1291. Para adaptarse a la nueva situación, ampliaron su campo de acción, que pasó a ser: guerra contra los musulmanes de Jerusalén, guerra contra los musulmanes dondequiera que se hallasen (caso de España) y guerra contra herejes e infieles.
La Orden del Hospital fundada en 1048 en Jerusalén por mercaderes de Amalfi, era una simple cofradía piadosa encargada de un hospital de perregrinos. Bajo la advocación de san Juan el Limosnero y tutelada por los benedictinos, la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén admitió a partir de 1137 a caballeros, y fue adquiriendo su carácter militar, centrado en la defensa de Tierra Santa y en la protección a los peregrinos. Aunque recibieron importantes donaciones, nunca abandonaron su función asistencial, fundando hospitales en Francia e Italia, cerca de puertos de peregrinación. Tras la perdida de Palestina, los hospitalarios de San Juan justificaron su existencia instalándose en Chipre, Rodas y, finalmente, en Malta: indirectamente, al defender el Mediterráneo, cumplían los fines para los que fueron creados.
La Orden del Temple, fue fundada en 1119 por caballeros franceses, liderados por Hugo de Payens, como una cofradía asistencial. A los votos monásticos unió otro militar, centrado en la defensa de los peregrinos. Residían, según la leyenda, sobre el antiguo templo de Salomón en Jerusalén, de ahí el nombre de templarios o "milites Templi". Consiguieron importantes donaciones y un creciente poder. Al caer San Juan de Acre, la orden del Temple, privada de su principal función, entró en una profunda crisis. Su enorme riqueza, la enemistad del rey de Francia, la debilidad del Papado y el fracaso de fusión con la Orden del Hospital, desencadenaron la tragedia de 1037-1312. Acusado de todo tipo de delitos, el Temple sería disuelto, pasando sus propiedades a los monarcas o integrándose en otras órdenes militares.
Sin alcanzar la trascendencia de las órdenes del Temple o del Hospital, existieron agrupaciones similares en diversos países europeos.
En la Península Ibérica, y al calor de la lucha contra el Islam, surgieron también -aparte de cofradías militar-asistenciales- numerosas órdenes militares. En la Corona de Aragón tanto el Temple como el Hospital tuvieron presencia activa, fundándose en 1317 la llamada Orden de Montesa con los bienes incautados a los templarios.
En los reinos occidentales tuvieron más importancia las órdenes autóctonas. En Castilla, surgió en 1158 la Orden de Calatrava. En León surgieron las órdenes de Alcántara (1156), y de Santiago (1161).
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