1. Por qué este tema para un blog...(I)
Para aquellos que no estén familiarizados con las Órdenes Militares, es probable que no hayan oído hablar de ésta. Y dentro de ese mundillo, se la conoce, sobre todo, porque al final de su trayectoria -año 1400- se unió a la Orden de Montesa, en aquél entonces más poderosa que la de San Jorge de Alfama.
Es lógico que la mayoría de publicaciones se hayan ocupado más de las grandes Órdenes, como son el Temple, el Hospital, etc., ya que fue mayor su repercusión en el ámbito político, económico, social... La popularidad de estos caballeros quedó reflejada en leyendas y relatos que han cautivado el interés y avivado la imaginación durante generaciones. Y en nuestros días, no habiéndose agotado el tema, sigue siendo objeto de estudio por parte de investigadores. Además de constituir una valiosa fuente de inspiración para la narrativa y la industria del cine.
Pero nuestros Sanjorgistas pasaron relativamente desapercibidos. Aunque consiguieron ir más allá de la misión para la cual se creó la Milicia. Quizás fue la única forma de sobrevivir... o de alargar tan sólo un final inminente.
De alguna manera, estas pequeñas Órdenes anónimas son como la sombra de las grandes. A través de su historia, podemos entrever, los motivos y vicisitudes que dirigieron sus actuaciones, a mayor o menor escala, determinando el desenlace.
He aquí, para ilustrar un poco el blog, un San Jorge y la Princesa, de Jaume Huguet (MNAC).
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